domingo, 29 de marzo de 2015

'El misterio de Gramercy Park' de Anna Katharine Green

Hacía un tiempín que tenía pendiente la reseña de esta estupenda novelas y aprovechando que Editorial dÉpoca está a punto de sacar su segunda edición, qué mejor momento para animaros a que descubráis esta historia que os va a enganchar desde la primera página.

Con 'El misterio de Gramercy Park' viajamos a Nueva York en pleno siglo XIX. En la casa de una rica y conocida familia de la ciudad, mientras ellos están de viaje en Europa, aparece el cadáver de una mujer, muerta en extrañas circunstancias. 

Las primeras pistas apuntan a que es la esposa de uno de los hijos, que para liar aún más la situación se ha casado en contra de los consejos de su padre. Pero el supuesto viudo insiste en que no conoce a la víctima. ¿Dice la verdad? ¿Quién es entonces la fallecida? ¿Qué hacía en la casa? Menos mal que la vecina de tan ilustre familia, la señorita Amelia Butterworth, está ahí para resolver esta complicada trama. 


Sin duda, el gran descubrimiento de este libro es su protagonista. Amelia es un personaje muy especial y que te conquista desde el primer momento. Es una dama de buena posición a la que su soltería, que en aquellos momentos se veía como una situación anómala para la mujer, no le supone ningún problema, ni desventaja.

Todo lo contrario, es obstinada, sabe arreglárselas muy bien sola y disfruta de su independencia y de vivir como quiere; con una fuerza, energía y decisión que son dignos de admirar. Es muy mirada de su buena reputación y del lugar que ocupa, lo que da lugar a momentos muy divertidos cuando deja las cosas claras. Y también, a riesgo de que me regañe si me oye, bastante cotilla :-D 

Pero esa parte de su carácter, nos permite entrar de lleno en un misterio que hace disfrutar muchísimo al lector. Porque es de esas tramas con ese sabor clásico, no en vano la escritora fue una absoluta pionera, en las que no hay que recurrir a giros macabros o demasiado increíbles, ni te tecnología punta que te bombardea tantos datos que muchas veces ya no sabes ni por dónde vas,... 

Aquí el enredo te lleva a escuchar muy atentamente las conversaciones de unos y otros personajes, a seguir una pista aquí y allá, a un dato que en la página veinte das por bueno y en la sesenta te hace dudar, un detalle que puede pasar desapercibido,... Un modo de escribir que hace que no puedas parar de leer, deseando resolver el embrollo y saber qué ha pasado. Y el final, ya nos os lo adelanto,... no decepciona ;)  

Me ha gustado mucho también, creo que es uno de sus puntos fuertes, la relación que se establece entre los personajes. Con Amelia como enlace, cada uno nos va a aportar el matiz que necesita el argumento en cada momento. Y en este sentido, tengo que destacar, sobre todo, "el partido de tenis" que juega con el señor Gryce, detective del caso.

Me encanta como se pican, como se declaran la guerra a ver quién descubre antes la verdad, como se intentan confundir el uno al otro y llevarle por una pista falsa,... Es absolutamente genial y le da una vidilla a toda la historia que hace que sea muy entretenida y amena de leer. Reivindicando también la capacidad de las mujeres de ser analíticas, su inteligencia y valía. ¡Ole!

Porque son esos diálogos, la personalidad de Amelia, el trasfondo familiar,... lo que hace que no solo estemos ante una novela en la que hay que desvelar una intriga y ya, sino que hay muchos más detalles que hacen que se disfrute muchísimo más.

Así que os la recomiendo sin ninguna duda porque os vais a sumergir en un rato de lectura que os va a dar muchas alegrías y os va a dejar con ganas de pasar más tiempo con la gran Amelia. Además por si estos alicientes no fueran pocos, no podemos dejar pasar la introducción que corre a cargo de nuestra querida Carmen del blog 'Carmen y amig@s'. ¡Un fantástico trabajo!

domingo, 15 de marzo de 2015

'Fahrenheit 451' de Ray Bradbury

Hace un par de meses, en el Club Pickwick debíamos elegir entre 'Lolita' o 'Fahrenheit 451'. Como muchos sabréis el primero fue el vencedor pero yo me quedé con muchas ganas de leer la historia de Bradbury. Así que no me lo pensé más, con él que me puse y debo decir que me ha encantado, desasosegado y motivado a partes iguales.

Fahrenheit 451 es la temperatura a la que el papel arde y eso lo sabe muy bien Guy Montang, un bombero cuyo trabajo es quemar libros porque está absolutamente prohibido leerlos en un futuro indeterminado. Una ley que esconde muchos más aspectos oscuros e inquietantes de una sociedad muy gris y triste.

No suelo leer mucha ciencia ficción y con 'Fahrenheit 451', en muchas ocasiones, he tenido la sensación de que no estaba leyendo distopía sino algo que está pasando o podría pasar ya mismo. Porque el hecho de censurar ideas, destrozar la cultura, intentar que no tengamos pensamiento crítico, estar rodeados de pantallas, que falte comunicación, que no se preste atención a las enfermedades del alma,... No me resulta tan imaginario como hubiese querido, quizás no hasta el punto que narra el argumento; pero había sospechosas coincidencias. 

En el mundo Fahrenheit los libros están prohibidos porque se busca una sociedad de encefalograma plano, en la que nadie piense, ni se comunique de verdad, solo con conversaciones vacías y superficiales sin decir nada importante y sincero. En la que todo pasa rapidísimo y la vida transcurre delante de pantallas interactivas viviendo una vida totalmente ficticia. Un mundo en el que el que destaca es tachado de loco porque la felicidad, vacía, se consigue a base de no sentir, de una absoluta apatía y uniformidad.

Tremendo, ¿verdad? Pero como yo soy una optimista patológica en esta historia también hay un rayito de esperanza. Quienes controlan no cuentan con que alguien despierte, o siempre lo haya estado y finja estar dormido, se pregunte cosas, se revele y se arriesgue por ellas; por algo que aún ni sabe a ciencia cierta qué es pero que siente que es lo que debe buscar.

"Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar para hacer que una mujer permanezca en una casa que arde. Ahí tiene que haber algo, uno no se sacrifica por nada"

Además de lo atrayente de la historia en sí, de lo mucho que te hace pensar, el estilo del autor me ha cautivado por completo. Es directo por momentos, otras veces muy confuso, otras con un ritmo trepidante, otras muy parado y reflexivo, agobiante,... Cada momento, cada situación con los diferentes personajes que forman parte de la vida del protagonista pide un modo de narrar y él sabe dárselo; de un modo fabulosamente bien explicado y que, al menos en mi caso, motiva de verdad.

Y es que al contrario de lo que pensaba antes de leerlo, no me ha dejado nada más que una sensación pesimista, sino que alienta también a hacer algo por cambiar lo que no queremos para nuestra vida, a movernos, a dar un paso adelante y no perdernos solo en lamentaciones. Siempre hay algo por lo que merece la pena no rendirse.

"Llena tus ojos de ilusión. Ve al mundo. Es más fantástico que cualquier sueño real o imaginario. No pidas garantías, no pidas seguridad. Nunca ha existido algo así"

Os recomiendo de verdad esta historia. Es de esos libros que deja cantidad de detalles para admirar lo visionario que fue el autor en muchas de sus tramas y para reflexionar. Incluso con algún que otro valioso consejo...

"Pero incluso cuando teníamos los libros en la mano, mucho tiempo atrás, no utilizábamos lo que sacábamos de ellos"

'Fahrenheit 451' (1953) ocupa mi década de los cincuenta en el reto 'Leyendo el siglo XX'

domingo, 1 de marzo de 2015

'Una pena en observación' de C. S. Lewis

Hace unas semanas compartía en facebook el enlace de una de las películas más bonitas que he podido ver, 'Tierras de penumbra' (¡os la recomiendo de nuevo!) sobre el escritor C. S. Lewis. El hecho de acordarme de lo mucho que la disfruté, hizo que tuviera muchas ganas de leer alguna cosina del autor. Uno de los comentarios me recomendaba 'Una pena en observación' y ese fue el libro que escogí que es... una maravilla.

Es muy cortín, poco más de cien páginas, pero con mucho más que decir y aportar que libros infinitamente más largos. En él se recogen los pensamientos del autor cuanto tiene que enfrentarse a la pérdida de alguien a quien quiere profundamente y cómo afronta ese vacío tan enorme.

"Nadie me había dicho nunca que la pena se viviese como el miedo. Yo no es que esté asustado, pero la sensación es la misma que cuando lo estoy."

Me parecen unas palabras tan certeras, que describen tan bien cuando la pena de verdad te golpea; la que te deja sin aliento, te hace ver con perspectiva muchas de las cosas que te ocurren a las que das una exagerada importancia, sin tenerla y que no deja que tu mente descanse. 

"Gran parte de una desgracia cualquiera consiste, por así decirlo, en la sombra de la desgracia, en la reflexión sobre ella. Es decir en el hecho de que no se limite uno a sufrir, sino que se vea obligado a seguir considerando el hecho de que sufre."

Y al mismo tiempo como corremos el riesgo de vivir ese dolor como nos parece que es "lógico" hacerlo, como si hubiera que estar a la altura de lo que se espera del que sufre. 

"No se puede negar que en cierto sentido "me encuentro mejor" pero de repente con eso me viene una especie de vergüenza y la sensación de que estoy sometido a algo así como un deber de mimar, fomentar y hacer duradera mi propia infelicidad."

Este es un libro absolutamente de sentimientos, de todo tipo, de rechazo, aceptación, rebeldía, románticos, religiosos, angustiosos, contradictorios,... pero siempre contados con una sensibilidad y una sinceridad que te llega al corazón irremediablemente. 

Ha habido momentos leyéndolo que de verdad sentía que me hablaba a mí y cuando eso me sucede con un libro es magia, aunque está vez viniera acompañado de tristeza. Me sentía muy identificada, por mi momento personal, con muchas de las sensaciones que tan bien están contadas. No se pueden expresar mejor. 

"Cuántas veces me voy a seguir sorprendiendo frente al inmenso vacío, como si se tratara de una novedad, y oyéndome decir "Nunca me había dado cuenta de lo que he perdido hasta este momento". [...] Dicen que los cobardes mueren muchas veces: eso les pasa a los seres amados."

"Los rostros de los seres a quien mejor hemos conocido, los hemos visto desde tantos ángulos, bajo tantas luces y dotados de tantas expresiones (paseando, durmiendo, riéndose, llorando, comiendo, hablando o pensando), que todas estas impresiones se nos enmarañan simultáneamente dentro de la memoria y quedan confundidas en un simple borrón."

Es también una declaración de amor en toda regla: emocionada y apasionada de quien ha sabido amar como se debe y se ha sentido igualmente amado, de un modo honesto y real conociendo los defectos y virtudes del otro y aceptándolo, y queriéndolo tal y como es. Y al mismo tiempo, te presenta una cruda realidad difícil de asimilar de los límites del amor, incluso cuando es inmenso, hay lugares a los que no puede llegar aunque sea angustioso pensarlo.

"No puedes compartir realmente la debilidad de otra persona, ni su miedo, ni su dolor. Lo que sientes tal vez sea erróneo." 

Pero también descubre, creo, la esperanza y tiene una reflexión final que me encanta. En especial, esta frase con la que no puedo estar más acuerdo; solo la alegría y el disfrutar y aprovechar todo lo que ofrece la vida honra de verdad a los que nos queremos y nos quieren y ya no están.

"Porque he descubierto una cosa, el dolor enconado no nos une con los muertos, nos separa de ellos."

En definitiva este libro me ha llegado al alma, aunque no sé si he logrado transmitirlo en esta reseña tan sui generis, y os recomiendo que lo leáis porque vais a descubrir pensamientos preciosos contados de un modo cercano, íntimo y tan de verdad,...huyendo de sensiblerías fáciles y sobre todo tan bien expresados y escritos, que es imposible no valorarlo y rendirse ante él. Como os decía yo no le he hecho justicia, pero dadle la oportunidad y descubrirlo por vosotros mismos. Merece la pena.

Aunque en su momento había elegido otro he querido que este sea el libro de la década de los sesenta (1961) para el reto 'Leyendo el siglo XX'. Una primera elección inmejorable.